domingo, 7 de junio de 2009


CONDUCIENDO NUESTRAS EMOCIONES




Cuando quise aprender a manejar un auto, me anoté en una academia de conducir alentada por una amiga, yo no tenia mucho idea del funcionamiento de un auto, ni que tenía que hacer.
Las primeras clases, me sentía torpe con el acelerador, o apretaba demasiado o apenas lo pisaba. Me preocupaba como debía frenar en las esquinas y estaba atenta a cada cambio y a cada movimiento que hacia… además de las clases de la academia, fueron varias días de práctica, hasta que fui tomando confianza y con el tiempo comenzé a relajarme y a confiar en el auto y en mi propia conducción..
Con los años, ya ni me acuerdo de aquellos días, manejo de manera automática, ya ni pienso si aprieto demasiado el acelerador o que cambio debería poner según la velocidad; hay algo en mi , que se ha mecanizado.. solo presto atención cuando estoy en un gran embotellamiento de tráfico con lo cual debo estar mas atenta a mis movimientos.
A lo largo de nuestra vida, también realizamos un aprendizaje emocional cuando determinados estímulos quedan grabados en nuestro cerebro. Cada estímulo que desencadena una emoción genera nuevas conexiones en el cerebro, y aunque es fácil crear nuevas conexiones , borrarlas es una tarea muy compleja.
Cuando se activan mis emociones, también actúo de manera automática, … cuando miro una película que me sensibiliza no pienso en que me esta pasando con eso, solo esa imágen despierta en mi la emoción. Un estimulo externo, toca mi propia manera de vivir mis emociones.
Cuando me enojo , también actúo automáticamente y hago siempre lo mismo, puedo gritar, callarme, llenarme de tristeza , según en que academia aprendí y que patrón elegí para enojarme
Cuando tengo miedo, también respondo, según lo aprendido, y todos sabemos que muchas veces los miedos no tienen ningún asidero racional.
También cuando siento placer, mis mecanismos se activan y hasta lo mas gratificante puede resultar para mi culpógeno, molesto, inmerecido, según que aprendí de ello.
Cuando conduzco un auto,.hay varias señales en el tablero que necesito prestar atención ,por ej. la luz de la nafta, si no tenga en cuenta esta señal , mi auto se queda sin combustible, sin que yo me haya dado cuenta, por lo tanto jamás se me ocurriría taparla o desactivarla. Los seres humanos, no codificamos nuestras emociones como señales, muchas veces las negamos, reprimimos o disfrazamos de otra cosa…si entendemos que, por ej. una emoción violenta de furia, nos puede estar hablando de otra cosa, comenzamos un camino de autoconocimiento.
Si en vez de escucharlas, no prestamos atención, en nuestro sistema psíquico se genera un desequilibrio, de igual manera que pasaría en un auto si no prestamos atención a sus señales de funcionamiento.
Volver a definir las emociones y comprender que nos pasa con cada una de ellas es un desafío.
Es como volver a manejar un auto, pero volviendo a ser concientes de cada mecanismo…
Es refutar los viejos aprendizajes, que tal vez , nos perjudican, si acelero demasiado en una autopista transitada, es probable que choque a varios autos, si no pongo las bálizas cuando voy a estacionar, seguramente el vehículo de atrás no entenderá mi maniobra y cuanda la haga enerbaré a más de uno. Frenar en el momento preciso, observar las señales de transito, tener en cuenta si hay neblina, o piso resbaladizo… volver a ser concientes del proceso de aprendizaje, ser dueños de lo que nos pasa, y no sentir que las emociones nos llevan por caminos que no deseamos.


Tomar la conducción de nuestras vidas, entendiendo que las emociones son una parte nuestra, pero que no somos solo enojo o solo miedo, somos mucho más que eso y como tal podemos controlarlo para nuestro beneficio.


No somos responsables de lo que sentimos, pero si de la conducta que resulta de ello; es allí donde podemos aprender a tomar el mejor camino para llegar a buen destino,tal como cuando planeamos un viaje, preparamos el auto y buscamos la mejor ruta para llegar!!